miércoles, 13 de octubre de 2010

Cipolletti


Anduvimos por la zona del Alto Valle de Río Negro. Visitamos esta ciudad y la vecina Neuquén, pero esencialmente compartimos unos días fantásticos, junto a gente maravillosa que se dió cita en la Mariápolis 2010 de la zona austral.
Cada evento de este tipo que se realiza urbi et orbi, suele tener sus particularidades, y generalmente arroja resultados interesantes, como el de encontrarse con gente que busca dar lo mejor de sí, ponerlo en común, y armar una construcción colectiva en forma mancomunada, sin limar las diferencias, sino poniendo de relieve los puntos de unión.
Eramos muchos, grandes, chicos, jóvenes y viejitos piolas. Momentos compartidos, conocer caras nuevas, y establecer comunicaciones profundas que exceden el mero nivel uno, ande todo pasa por lo informativo, y lograr una empatía fenomenal.
Digno de destacar el poder organizativo de los focolares de Cipolletti y Neuquén. Fuimos cientos, que nos dimos cita en la Escuela Estación Limay, y todo funcó como un relojito, signo evidente que la comunidad hubo de laburar desde varios meses ha en tal sentido. Se percibió en todo: los detalles como el sonido, escenario, presentación del lugar, cronograma de actividades, morfi y la polenta que demostraron al alojar a los invitados que no es poca cosa. Volvimos reconfortados y conscientes que el hilo de oro que une la trama de la vida, da vueltas y engarza personas por lugares varios. La Patagonia, forma parte intensa de ese collar.

Un gracias enorme a la comunidad del Alto Valle, arrancando por los Belfiore, os lo dicen los del Valle Inferior del Río Chubut.