lunes, 19 de octubre de 2009

Mucho más que un accidente de tránsito

No es común en mi persona interesarme por las "últimas noticias", si hay algo que evito ver son los noticieros, y de mañana prefiero escuchar en Radio Jai al Rabino Edery en sus enseñanzas sobre la Torah; pero hoy me interesé por la noticia del accidente entre un móvil policial y un colectivo de la línea 12, solamente por algo: mi sobrino vive en Garay y Combate de Los Pozos y toma habitualmente esta línea y quería estar tranquilo que nada malo hubiese acontecido con él.

Viendo las causas de este terrible hecho voy viendo que el accidente es sólo un detalle; sin embargo es mucho más "interesante" para la prensa amarillista que solemos tener mostrar muertos y fierros retorcidos que hablar sobre lo terrible de una situación: la desigualdad en Argentina, la ineptitud y corrupción de nuestos gobernantes; también cada vez darnos más cuentas que hay una justicia para ricos y otra para pobres, una salud para ricos y otra para pobres. Para quien no estuvo informado acerca del hecho lo hago sintéticamente: ante la falta de una ambulancia para trasladar al hospital a una mujer en estado delicado, unos efectivos de la Policía Bonaerense, cumpliendo con sus deberes, accedieron a llevar a la familia en una camioneta hasta el hospital Tornú de la Ciudad de Buenos Aires, desgraciadamente en el trayecto impactaron contra un colectivo de la línea 12, falleciendo 8 ocupantes del vehículo policial.

Lo grave de todo esto es la falta de ambulancias en uno de los más importantes hospitales de la Provincia, esto muestra la total ineptitud de todos niveles de funcionarios; no es de extrañar esto cuando quien está al mando de este estado, nunca se decidió a ser gobernador, diputado ó presidente del partido gobernante.

Gran parte del periodismo se mostró agraviado por las declaraciones de Maradona luego del partido con Uruguay (que son por supuesto condenables en todo sentido), sin embargo este hecho ¿No es un insulto a todo el país?, que haya un gobernador que todo el tiempo se interese más por la política interna de su partido; que por buscar alguna solución a esta escalada de pobreza, marginación e inseguridad ¿No es mucho más insultante?

Esperemos que con la nueva ley de medios; se informe a la población de lo más importante y sobre las causas y no los efectos; de lo contrario seguiré al margen de las "noticias importantes".

Amable (e imperdible) invitación


Nos hacemos eco de la gentil propuesta de nuestra querida revista Cn - Ciudad Nueva.
Difundidla por favor.

¿Que no sabés como llegar hasta Lezica 4358 del porteño barrio de Almagro?
No te preocupei, te armamos un mapita pa' que no te perdai:

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viernes, 9 de octubre de 2009

Bernardo Kliksberg - “Qué es ser pobre”


Cuando en una amplia encuesta a 60.000 pobres de 60 países realizada por el Banco Mundial, y en otros estudios similares, se les preguntó qué es ser pobre, la respuesta desconcertó. Los pobres se quejaron de sus carencias materiales, pero dijeron que lo que más les dolía de su situación era la "mirada de desprecio". Ser pobre es ser percibido como si se perteneciera a una categoría inferior, que no importa y que, en todo caso, inspira compasión.
Expresando la doctrina social de la Iglesia, el cardenal Jorge Bergoglio señaló, en una misa, hace pocos días: "En esta ciudad de Buenos Aires, con mucho dolor lo digo, están los que «caben» en este sistema que se hizo y los que «sobran», los que no «caben», para los que no hay trabajo, ni pan, ni dignidad. Y esos que «sobran» son el material de descarte, porque también en esta ciudad se «descarta» a las personas y estamos llenos de «volquetes existenciales» de hombres y mujeres que son despreciados".

La desacreditación del pobre como persona puede crear el terreno para demonizarlo, y para incitar a la intolerancia y a la violencia. Ese es el contexto en el que un presidente de un consejo municipal declaró, hace algunos días, que a los menores que cometen delitos hay que "molerles los huesos", y "matarlos a cintazos", y un candidato a concejal, ante un robo, convocó "a quemar a los habitantes de una villa miseria" vecina a los que llamó "ratas". Ambos se retractaron, pero dejaron flotando previamente que "estaban diciendo lo que nadie se animaba a decir".

Enfrentar la pobreza requiere superar las falacias y encarar realidades como las siguientes:

1- La pobreza no es neutra, mata y enferma

Hay más de 20.000 madres en América latina que murieron el año pasado durante el embarazo o el parto, que debieran estar vivas. Perecieron por falta de cobertura médica adecuada, desnutrición, condiciones misérrimas. Treinta de cada 1000 niños no llegaron a los 5 años de edad, por enfermedades de la pobreza. Entre ellas el hambre. Hay nueve millones de niños desnutridos, y otros nueve en riesgo de desnutrición.

2- La desocupación es mucho más que un tema económico

Cuando se toman decisiones que van a implicar dejar sin trabajo a muchos, habría que tener muy en cuenta lo que está en juego. La pérdida del trabajo no sólo reduce los ingresos de las familias, crea penurias psicológicas, de autoestima destruida, de sensación de marginación, tensiones familiares. Da idea de lo que sucede una investigación en Estados Unidos sobre desocupados (Rutgers University, agosto de 2009). El 68% de los desocupados estaban deprimidos; el 61% se sentía inútil; en las relaciones familiares del 58% de los desocupados se habían generado tensiones; el 55% estaba muy enojado; el 52% evitaba encontrarse socialmente con amigos o conocidos.

3- Discriminación

En el Latinobarómetro, cuando se pregunta sobre cuál es el sector más discriminado de la sociedad, la mayoría de las opiniones resaltan que son los pobres en general, y particularmente los jóvenes pobres. Con frecuencia son "criminalizados" de antemano.

Un riguroso relevamiento de Periodismo Social, Capítulo Infancia (Alicia Cytrynblum, 2009), que analiza 120.000 noticias sobre niños y adolescentes en 22 diarios representativos del país, concluye: "Nos encontramos con pocas fuentes, con pocas estadísticas, con muchos términos peyorativos, y con titulares que derraman estereotipos en letras de molde sobre un grupo social que poco puede hacer para defenderse". Agrega: "Las palabras para referirse a los chicos y chicas que supuestamente cometen delitos son estigmatizantes y discriminatorias. Es decir, son títulos que condenan antes que lo haga la Justicia".

La discriminación refuerza severamente la imposibilidad de obtener trabajo, y todas las condiciones que causan la pobreza.

4- La culpa es de los pobres

Un mecanismo fácil para deshacerse de las culpas que puede generar la pobreza es la coartada de razonarla como un tema individual de cada pobre y como una consecuencia de su desidia, indolencia, falta de ganas, poca iniciativa.

No es un tema individual. Es colectivo. Más de uno de cada tres latinoamericanos es pobre. No fueron sus elecciones: las cifras indican terminantemente que no han tenido acceso real a la salud ni han completado estudios ni trabajo. Uno de cada cuatro jóvenes, los más estigmatizados, están fuera del sistema educativo y del mercado de trabajo. Entre ellos están los 500.000 jóvenes en esa condición que se mencionan continuamente en el Gran Buenos Aires y los millones de jóvenes marginales de México.

5- La pobreza es inevitable

Sería una especie de mal natural, inexorable. En América latina, con una excepcional dotación de riquezas naturales y condiciones geoeconómicas altamente favorables, la tesis se autodestruye. ¿Por qué Costa Rica ha tenido en los últimos sesenta años un índice de pobreza que es la mitad de la tasa que se presenta en América latina, a pesar de ser muy limitada en recursos naturales? No será porque educación, salud y equidad fueron prioridades y se convirtieron en políticas de Estado. ¿Por qué la Argentina tenía, a inicios de los años 60, menos de un 10% de pobreza y, al final de los 90, más de un 30%? Importa lo que los países hacen.

La "mirada de desprecio" incluye mucho de estos componentes. Reduce al pobre a "descartable", lo discrimina, lo cambia de categoría de víctima de malas políticas, a culpable personal; de excluido a "perdedor" por propia decisión; lo ve como sospechoso en potencia y toma distancia. Llega finalmente a "invisibilizarlo". Para muchos, ver a los ancianos pidiendo limosna en las calles de Buenos Aires, a los niños tirando fuego al aire para que les den algunas monedas en los semáforos, a las mujeres con bebes implorando ayuda, llega a ser como "si lloviera", parte del paisaje urbano, y pasan de largo como si no existieran. Asumir la pobreza como problema colectivo, y devolver a plenitud su dignidad humana al pobre, es el primer desafío.

Desde esa asunción, para enfrentar sus causas se requieren políticas públicas activas y sostenidas -primeras responsables, en una democracia, de encarar el problema- acompañadas por la solidaridad de la sociedad civil, que en organizaciones como Cáritas, AMIA, Red Solidaria y otras muchas muestran a diario y por un pleno compromiso con la idea de responsabilidad social de las empresas. Como lo planteara Carlos Fuentes: "Algo se ha agotado en América latina, los pretextos para justificar la pobreza".


Fuente: Artículo: “Qué es ser pobre”, publicado por Bernardo Kliksberg en Diario La Nación