lunes, 21 de diciembre de 2015

Acerca de la Navidad

Entendida como Pascua por la Grey Católica, Navidad abarca doce días enriquecidos históricamente con infinidad de expresiones religiosas, culinarias, literarias, pictóricas y musicales. 
Los historiadores de los mitos navideños sitúan los orígenes de la Navidad en el s. IV, fiesta que cristianiza viejos ritos ancestrales paganos, celebrados en honor del sol. 

El nacimiento de Jesús ocurrió en tiempos del emperador Augusto, poco antes de morir Herodes I (37-4 a.C.), entre cuatro y siete años de adelanto sobre el calendario que marca la era cristiana. Probablemente, María no dio a luz en invierno (del hemisferio boreal), ya que «había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche al raso velando sus rebaños» (Lc 2,8). En Palestina los pastores velan los ganados de marzo o abril a noviembre, es decir, en primavera, verano u otoño. El invierno es en Palestina frío y lluvioso, escasamente apto para que los pastores velen sus rebaños. 

En tiempos de Jesús se acostumbraba a caminar de un lugar a otro en caravana, con objeto de ayudarse los viajeros entre sí y de defenderse de posibles ladrones de caminos. Puede que María, embarazada de casi nueve meses, se retrasase con José y llegasen ambos a la posada los últimos del grupo. Lo cierto es que allí no había sitio y tuvieron que alojarse en el establo adyacente, donde nació Jesús. Algunos entendidos afirman que Jesús nació en un establo por discreción de sus propios padres, al buscar una legítima privacidad.

El albergue en el que José y María no encontraron habitación era quizás una posada de camino, con corrales y cuadras para las caballerías y algunos espacios comunes donde guarecerse.

La Navidad cristiana

El término Navidad es una contracción de la palabra Natividad -en latín Nativitas- que significaba entre los romanos el aniversario del nacimiento de un emperador o el día de su ascensión al trono. La fijación del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús o día de Navidad tiene que ver con los festejos paganos del solsticio de invierno (21 de Diciembre en el hemisferio boreal) en honor del dios solar o con ciertas especulaciones simbólicas, relacionando el 25 de marzo, fiesta de la anunciación, con el 25 de diciembre, fiesta de navidad, nueve meses más tarde, lapso de tiempo de una gestación humana.

Empecemos por la primera hipótesis derivada de las solemnidades religiosas. Las culturas religiosas antiguas celebraban anualmente el solsticio de invierno en las noches de finales de diciembre, largas y frías, eventualmente con lluvias, brumas, nieves y hielos. En esas noches aparecieron los ritos paganos de la muerte del sol y su nacimiento, concretados en el 25 de diciembre en Occidente y en el 6 de enero en Oriente. La fecha del día de Navidad aparece, pues, ligada a la naturaleza, ya que su noche se consideraba la más larga del año, momento religioso culminante del culto al sol, floreciente en los siglos II y III en la cuenca del Mediterráneo. 

En el s. II los cristianos conmemoraban únicamente la Pascua de resurrección. El día que nació Jesús era para ellos secundario. La fe cristiana es fe en la resurrección de Jesús y de los muertos. Es necesario llegar a mitad del s. IV para conocer, por medio de un incipiente almanaque litúrgico del año 354, que Cristo había nacido en Belén de Judea el 25 de diciembre. Posiblemente no sabían en Roma que en Oriente ya existía la fiesta de Navidad, llamada Epifanía, el 6 de enero. Navidad podría remontarse quizás al año 300. No olvidemos que en los siglos III y IV la Iglesia luchaba a brazo partido contra el paganismo.

Cierto es que el emperador Constantino (312-337), una vez convertido al cristianismo, decretó como días festivos el primero de la semana o domingo y el 25 de diciembre, fiesta del nacimiento de Jesús. La Navidad cristiana apareció, pues, como cristianización de la fiesta pagana del nacimiento del sol invencible, que según el calendario juliano del año 45 a.C., se celebraba el 25 de diciembre. Como justificación se dijo desde entonces que Cristo es «sol de justicia» (Mal 4,2), «astro que nace de lo alto» (Lc 1,78), «luz para alumbrar a las naciones» (Lc 2,32) y «luz del mundo» (Jn 8,12; 9,5). San Agustín afirmó que Cristo es «el astro de las alturas».

Así se logró que en un mismo día coincidieran dos natalicios: el del sol y el de Jesucristo. Sencillamente se cristianizó la fiesta pagana del Natalis solis invicti («nacimiento del sol invencible») con la del Natalis solis iustitiae («nacimiento del sol de justicia») asociado a Jesucristo, según la aplicación del texto de Malaquías (3,20). De este modo los cristianos combatían la idolatría, se apartaban de las fiestas paganas y desarrollaban su propio culto.

La fecha del 25 de diciembre arraigó en el pueblo con rapidez. Desde Roma se extendió por la cristiandad. Constantino ordenó construir sobre el lugar del nacimiento de Jesús el año 326 una gran basílica, reconstruida en el s. VI por Justiniano I, de la que se conservan algunos restos. El papa Julio, a ruegos de san Cirilo de Jerusalén, fijó en el s. IV la fiesta de Navidad el 25 de diciembre. Nuevamente el papa Liberio decidió el año 354 que el 25 de diciembre se dedicase al creador del sol para contrarrestar la vigencia de los cultos solares paganos, todavía florecientes.

La Navidad adquirió una gran popularidad desde el s.VIII, al enriquecerse las ceremonias litúrgicas de ese día con lecturas, cantos y oraciones. En la Edad Media mejoró la fiesta con la instalación de belenes y canciones populares, que se transformarían en villancicos. Aunque conservó la Navidad un tono sencillo y campesino, con el tiempo se enriqueció y complicó desde un punto de vista familiar, social y comercial.

A causa de las luchas que se produjeron en Europa entre protestantes y católicos por la reforma luterana, no se celebró apenas la Navidad durante unos cien años. Reformadores de Inglaterra, Suiza y Alemania tacharon de «puerilidad» e «infantilismo» la moda incipiente del belén. Algunos anglicanos, puritanos y severos, fueron más lejos y prohibieron celebrar la Navidad en Gran Bretaña en el 1552. Por esa razón, el 25 de diciembre era en 1640 día laborable. Volvió a rescatar Carlos II en 1660 la fiesta de Navidad, y de nuevo se prohibió en la época victoriana, hasta ser restablecida a mediados del s. XIX.

En Estados Unidos compartieron la Navidad católicos y protestantes desde 1607, año en que se celebró por primera vez esa fiesta en Norteamérica. Los italianos llevaron a América el belén y los anglosajones el árbol. Naturalmente la primera Navidad celebrada en el nuevo continente fue en 1492, dos meses después de la llegada de las tres carabelas. En realidad, Navidad ?tal como la conocemos hoy? es creación del s. XIX. Actualmente celebran la Navidad el 25 de diciembre anglicanos, protestantes y católicos. Para los ortodoxos, el nacimiento de Jesús es el 6 de enero, día de la Epifanía, antigua Navidad oriental.

martes, 1 de diciembre de 2015

Un hermano universal

Charles de Foucauld,fue en un místico contemplativo, referente contemporáneo de la llamada «espiritualidad del desierto».
Su personalidad polifacética se manifestó en su carácter de militar en Argelia y de explorador y geógrafo en Marruecos, y más tarde en su búsqueda espiritual, en su itinerario trapense por Francia y el Imperio otomano, y en su sacerdocio en el Sahara argelino, donde transcurrieron los últimos quince años de su vida.
El 13 de noviembre de 2005, el Papa Benedicto XVI, lo beatificó. Su fiesta es el 1° de diciembre.

Nació en Estrasburgo, Francia, el 15 de septiembre de 1858.

Dios mío, todos tenemos que cantar tus misericordias: Hijo de una madre santa, aprendí de ella a conocerte, a amarte y a rezarte: ¿No fue mi primer recuerdo la oración que ella me hacía recitar por la mañana y por la noche: Dios mío, bendice a papá, a mamá, al abuelo, a la abuela, a la abuela Foucauld y a mi hermanita”.Pero mamá, papá y la abuela Foucauld mueren en 1864. El abuelo lleva consigo a los dos pequeños hermanos: Charles y María, de 6 y 3 años ..
Siempre admiré la nobleza lúcida de mi abuelo cuya infinita ternura rodeó mi niñez y mi juventud con una atmósfera de amor cuya calidez siempre recuerdo con emoción.”
El 28 de abril de 1872, Charles recibirá la Primera Comunión y la Confirmación, todo en el mismo día.

Joven en un mundo sin Dios (1874 a 1876)
Charles es inteligente y estudia con facilidad. Le gustan mucho los libros, lee absolutamente de todo.
Si me esforzaba un poco en Nancy es porque me dejaban mezclar con mis estudios una cantidad de lecturas que me dieron el gusto del estudio, pero que también me hicieron bastante mal…
Poco a poco, Charles se aleja de la fe.
Sigue respetando la religión católica, pero no cree más en Dios.

Pasé doce años sin negar nada y sin creer en nada, desesperando de encontrar la verdad, no creyendo ni siquiera en Dios, ninguna prueba me parecía suficientemente irrefutable.
A los 17 años era puro egoísmo, pura vanidad, pura impiedad, puro deseo del mal, estaba como enloquecido… Estaba en la noche. No veía más ni a Dios ni a los hombres: Sólo estaba interesado en mí.”

Militar sin convicción (1876 a 1882)
Después de dos años de estudios en la Escuela Militar, Charles es oficial. Su abuelo acaba de morir y Charles recibe toda la herencia. Tiene 20 años.
Durante varios años, buscará su placer en la comida y en las fiestas. Lo llaman entonces el “Gordo Foucauld”.
“Duermo mucho. Como mucho. Pienso poco.”
En octubre de 1880, es destinado a Argelia. Argelia le gusta y sus habitantes le interesan:
La vegetación es magnífica: palmeras, laureles, naranjos. ¡Es un hermoso país! Yo quedé maravillado: en medio de todo eso, árabes con albornoces blancos o vestidos con colores intensos, con un montón de camellos, de pequeños asnos y de cabras, que producen un efecto muy pintoresco.
Es destituido de su cargo por mantener una relación irregular con una mujer. Apenas llega a Francia, se entera de que su regimiento ha sido enviado a Túnez:
Una expedición de ese tipo es un placer demasiado extraordinario para dejarlo pasar sin tratar de gozarlo.
En África, me colocaron en un buen lugar, como lo había pedido, pero no realmente en el regimiento que yo deseaba.

Formo parte de una columna que maniobra sobre las altas mesetas, al Sur de Saïda.Es divertido: la vida de campamento me gusta en la misma medida en que la vida en la guarnición me disgusta.
Espero que la columna dure mucho tiempo; cuando acabe, trataré de ir a otra parte en donde haya movimiento.”

En enero de 1882, las “columnas” se acaban y Foucauld se encuentra de nuevo en un cuartel.
Detesto la vida en la guarnición…prefiero aprovechar mi juventud viajando; de todas maneras, aprenderé algo y no perderé mi tiempo.”
El 28 de enero de 1882, presenta su dimisión del ejército.

Viajero formal (1882 a 1886)
Charles decide entonces instalarse en Argelia para preparar sus viajes.
Sería una pena hacer viajes tan hermosos, tontamente y como simple turista: quiero hacerlos seriamente, llevar libros y aprender tan completamente como sea posible, la historia antigua y moderna, sobre todo la antigua, de todos los países que atraviese.”
Marruecos está cerca, pero está cerrado para los europeos.
Se siente atraído por ese país muy poco conocido.
Luego de una larga preparación de 15 meses, parte a Marruecos con el Judío Madoqueo que será su guía.


En 1883, sobre las tierras del sultán, el Europeo puede circular abiertamente y sin peligro; en el resto de Marruecos, sólo puede penetrar disfrazado y con peligro de su vida: es considerado como un espía y sería masacrado si fuera reconocido. Casi todo mi viaje se hizo en el país independiente. Me disfracé desde Tanger, para evitar correr el riesgo de ser reconocido en otros lugares. Me hice pasar por israelita. Durante mi viaje, mi vestido era el de los Judíos marroquíes, mi religión la de ellos, mi nombre, el rabino José. Rezaba y cantaba en la sinagoga, los padres me suplicaban que bendiga a sus hijos…”
A quien me preguntaba sobre mi lugar de nacimiento, le contestaba a veces Jerusalén, a veces Moscú, a veces Argel.Si preguntaban el motivo de mi viaje: para el musulmán, era un rabino mendicante que pedía limosna de ciudad en ciudad; para el Judío, un Israelita piadoso que había venido a Marruecos a pesar de las fatigas y peligros, para enterarse de la situación de sus hermanos. Todo mi itinerario fue recogido con brújula y barómetro. En el camino, tenía conmigo siempre un cuadernillo de cinco centímetros cuadrados escondido en el hueco de mi mano izquierda y un lápiz de dos centímetros de largo que no sacaba nunca de la otra mano, anotaba lo que el camino presentaba de notable, lo que se veía a derecha e izquierda; marcaba los cambios de dirección, acompañados por anotaciones hechas con la brújula, los accidentes del terreno, con la altura barométrica, la hora y el minuto de cada observación, las paradas, los grados de rapidez de la marcha, etc. Escribía así casi todo el tiempo mientras estaba en ruta, todo el tiempo en las regiones accidentadas.
Nunca nadie se dio cuenta, aún en las caravanas más numerosas; tomaba la precaución de caminar adelante o detrás de mis compañeros, para que, gracias a la amplitud de mi ropa, no distinguiesen el ligero movimiento de mis manos. La descripción y los datos recolectados en el itinerario llenaban un cierto número de pequeños cuadernillos. En cuanto llegaba a un pueblo donde me era posible tener una pieza aparte, completaba las notas y las recopilaba en unos blocs que formaban mi diario de viaje. Consagraba las noches a ocuparme de esto.”

Durante la corta estadía en Tisint, conocí a varias personas: todos los hadjs (título de quienes habían realizado una peregrinación a la Meca) quisieron verme. Por el solo hecho de que venía de Argelia, donde habían sido bien recibidos, todos me acogieron muy bien; varios, lo supe más adelante, se imaginaron que era cristiano; no dijeron nada, comprendiendo, mejor que yo quizás, en qué peligros podían ponerme sus palabras.”

Durante 11 meses, Charles recibió a menudo injurias y piedras. Varias veces llegó hasta correr el riesgo de que lo mataran.

El 23 de mayo de 1884, un mendigo pobre llega al puesto de la frontera de Argelia. Está descalzo, enflaquecido y cubierto de suciedad. Ese pobre judío se llama Charles de Foucauld.

¡Fue duro, pero muy interesante, y tuve éxito!”
El mundo científico de la época se entusiasma con el trabajo de Charles: recorrió 3000 Km en un país casi desconocido!

Pero, a Charles no le interesa esa gloria.
Deja Argelia y se instala cerca de su familia en París. Tiene 28 años.

Al comienzo de octubre de ese año 1886, después de seis meses de vida en familia, mientras estaba en París haciendo imprimir mi viaje a Marruecos, me encontré con personas muy inteligentes, muy virtuosas y muy cristianas; al mismo tiempo, una gracia interior extremadamente fuerte me empujaba: empecé a ir a la iglesia, sin creer, encontrándome bien solamente allí, donde pasaba largas horas repitiendo esta extraña oración: ‘¡Dios mío, si existes, haz que Te conozca!’Pero yo no Te conocía…
¡
Oh Dios mío! ¡Cómo tenías tu mano sobre mí, y qué poco yo lo sentía! ¡Qué bueno eres! ¡Cómo me guardaste! ¡Cómo me guardabas bajo tus alas mientras yo ni siquiera creía en Tu existencia!
Forzado por las circunstancias, me obligaste a ser casto. Era necesario para preparar mi alma a recibir la verdad: El demonio es demasiado dueño de un alma que no es casta.
Al mismo tiempo me hiciste volver a estar con mi familia donde fui recibido como el hijo pródigo”.

Me inspiraste entonces este pensamiento: ‘Puesto que esta alma es tan inteligente, la religión en la que cree no puede ser una locura. Estudiemos entonces esa religión: tomemos un profesor de religión católica, un sacerdote instruido, y veamos qué pasa, y si hay que creer lo que ella dice.’
Me dirigí entonces al Padre Huvelin. Le pedí lecciones de religión: él me hizo arrodillar e hizo que me confesara, y me envió inmediatamente a comulgar…
Yo, que había dudado tanto, no creí todo en un solo día; unas veces los milagros del Evangelio me parecían increíbles; otras, quería mezclar en mis oraciones pasajes del Corán. Pero la gracia divina y los consejos de mi confesor disiparon esas nubes…
Deseaba ser religioso, vivir sólo para Dios. Mi confesor me hizo esperar tres años.
¡Qué influencia bendita tuvo en mi vida la peregrinación a Tierra Santa!, aunque la hice a pesar mío, por pura obediencia al Padre Huvelin…
Después de haber pasado Navidad de 1888 en Belén, de haber escuchado la Misa de Medianoche y recibido la sagrada Comunión en la santa Gruta, me volví a Jerusalén después de dos o tres días. La dulzura que sentí al rezar en esa gruta donde resonaron las voces de Jesús, de María, de José, fue indecible”.

Tengo sed de llevar la vida que entreví, que adiviné, caminando por las calles de Nazaret, que pisaron los pies de NS, pobre artesano perdido en la abyección y la oscuridad…


Charles está muy apegado a su familia y a sus amigos, pero se siente llamado a dejar todo para seguir a Jesús. El 15 de enero de 1890, entra en la Trapa.
El Evangelio me mostró que el primer mandamiento es amar a Dios con todo mi corazón y que había que encerrar todo en el amor; todos saben que el primer efecto del amor es la imitación. Me pareció que nada me ofrecía mejor esta vida que la Trapa.”
Todos los hombres son hijos de Dios que los ama infinitamente: es entonces imposible querer amar a Dios sin amar a los seres humanos: cuanto más se ama a Dios, más se ama a los hombres. El amor de Dios, el amor por los seres humanos, es toda mi vida, será toda mi vida, así lo espero.”
Charles es feliz en la Trapa. Aprende mucho. Recibe mucho. Pero le falta todavía algo.

Somos pobres para los ricos, pero no lo somos como lo fue Nuestro Señor, no lo somos como yo lo fui en Marruecos, no como lo fue San Francisco.”
Amo a Nuestro Señor Jesucristo, y no puedo soportar llevar una vida diferente de la Suya… No puedo atravesar la vida en primera clase cuando Aquel a quien amo la atravesó en la última…”

Me he preguntado si no habría la posibilidad de buscar algunas almas con quienes pudiera formarse un comienzo de pequeña congregación.
El fin sería llevar lo más exactamente posible la vida de Nuestro Señor: viviendo únicamente del trabajo manual, siguiendo a la letra todos sus consejos…
Agregar a ese trabajo muchas oraciones, formar solamente pequeños grupos, que se difundan por todas partes sobre todo en los países no cristianos tan abandonados y donde sería tan bueno aumentar el amor y los servidores de Nuestro Señor Jesús.”


El 23 de enero de 1897, el Superior General de los Trapenses anuncia a Charles que puede salir de la Trapa para seguir a Jesús, el pobre artesano de Nazaret. Charles parte a Israel. Llega a Nazaret donde las Hermanas Clarisas lo toman como sirviente.
Dios me hizo encontrar lo que buscaba: la imitación de lo que fue la vida de Nuestro Señor Jesús en ese mismo Nazaret…
En mi cabaña de madera, a los pies del Sagrario de las Clarisas, en mis días de trabajo y mis noches de oración, encontré tan bien lo que buscaba que es evidente que Dios me preparaba ese lugar.”
Pero Charles quiere compartir esa vida de Nazaret con otros hermanos. Por eso escribe la Regla de los Hermanitos.
Quise hacer una regla muy sencilla, que fuera adecuada para que algunas almas piadosas pudieran vivir una vida de familia alrededor de la Sagrada Hostia. Mi regla está tan estrechamente ligada al culto de la Sagrada Eucaristía que es imposible que sea observada por varias personas sin que haya un sacerdote y un sagrario; podré tener algunos compañeros solamente cuando yo sea sacerdote y cuando haya un oratorio alrededor del cual podamos encontrarnos juntos…”

En agosto de 1900, Charles vuelve a Francia. El Padre Huvelin está de acuerdo para que reciba el sacerdocio.
Fui a pasar un año en un convento, para estudiar y recibí allí las Sagradas Órdenes. Sacerdote desde el mes de junio pasado, me sentí llamado inmediatamente a ‘las ovejas perdidas’, a las almas más abandonadas, a las más desamparadas, para cumplir con ellas el deber del amor: ‘Ámense unos a otros como yo los amé, en eso reconocerán que son mis discípulos’. Sabiendo por experiencia que no había ningún pueblo más abandonado que los musulmanes de Marruecos, del Sahara argelino, pedí y obtuve el permiso de ir a Béni Abbès, pequeño oasis del Sahara argelino cerca de la frontera de Marruecos.”

El 28 de octubre de 1901, Charles llega a Béni Abbès.
Fui muy bien recibido por la gente del lugar; entro en relación con ellos, tratando de hacerles algún bien. Los militares se pusieron a construirme una capilla, tres celdas y una pieza para huéspedes, en ladrillos secos y troncos de palmeras.
Quiero acostumbrar a todos los habitantes, a considerarme como su hermano, el hermano universal… Empiezan a llamar a la casa ‘la fraternidad’, y eso me alegra…”
Cada día, Charles pasa horas a los pies del Sagrario.
A cada momento golpean a la puerta. ‘Todo lo que hacen a uno de esos pequeños, es a mí a quien se lo hacen’.
El Evangelio transformó ya la vida de Charles que abre enseguida la puerta para acoger al Amado.

Desde las 4 y 30 de la mañana hasta las 8 y 30 de la tarde, no paro de hablar, de ver gente: esclavos, pobres, enfermos, soldados, viajeros, curiosos.”
En esta región, Charles descubre la esclavitud. Está escandalizado.
Cuando el gobierno comete una injusticia grave contra aquellos a quienes en cierta medida tenemos a cargo nuestro, hay que decírselo, porque no tenemos el derecho de ser ‘centinelas dormidos’, ‘perros mudos’, ‘pastores indiferentes’.”
La Fraternidad está construida. Charles espera hermanos.
Pero los Hermanos no llegan.

Estoy siempre solo, varios sin embargo, me hacen decir que quisieran unirse a mí, pero hay dificultades, de las cuales la principal es la prohibición a todo Europeo, de parte de las autoridades civiles y militares, de circular por estas regiones, debido a la inseguridad.”
En junio de 1903, el obispo del Sahara pasa algunos días en Béni Abbès. Viene del Sur donde visitó a los Tuaregs. Charles se siente atraído por esa gente que vive en el corazón del desierto.
No hay sacerdotes disponibles para ir allá, entonces, Charles se propone.
Por la extensión del santo Evangelio, estoy dispuesto a ir hasta el fin del mundo y a vivir hasta el juicio final…”


El 13 de enero de 1904, Charles parte al territorio de los Tuaregs.
Lo hace desde Akabli con el Comandante Laperrine para acompañarlo en su viaje de inspección. Su intención es la de visitar las poblaciones recientemente sometidas y llegar hasta Tombouctou…
Mi vocación ordinaria es la soledad, la estabilidad, el silencio… En este momento soy nómade, yendo de campamento en campamento, tratando de acercarme, de lograr la confianza, la amistad… Esta vida nómade tiene la ventaja de hacerme ver a muchas almas y de hacerme conocer el país…”
Dado que al lugar casi siempre sufre de una gran carencia de agua o de pastos, los Tuaregs están obligados a separarse, diseminarse, para poder alimentar y dar de beber a sus rebaños. Viven en grupos muy pequeños, una carpa aquí, otras más allá... Se las encuentra por todas partes pero siempre son pocas las que están juntas.
El tiempo que no empleo en caminar o rezar, lo ocupo para estudiar su idioma. Acabo de terminar la traducción de los Santos Evangelios a la lengua tuareg. Es para mí un gran consuelo que sea su primer libro el de los Santos Evangelios.”
Voy a quedarme aquí como único europeo… muy feliz de estar solo con Jesús, solo para Jesús…
Residir solo en el lugar es bueno; se actúa, aunque no se haga gran cosa, porque uno se hace ‘del lugar’.”


Esta África, esta Argelia, estos millones de no cristianos reclaman tanto la santidad que solamente podrá obtenerles su conversión; recen para que la Buena Noticia llegue y que los últimos llegados se acerquen finalmente al pesebre de Jesús, para, también, adorarlo.”

Sería necesario que el país estuviera cubierto de religiosos, religiosas y buenos cristianos que se queden en el mundo para tomar contacto con todos esos pobres musulmanes y para instruirlos.”
Sería posible encontrar enfermeras laicas, totalmente de Jesús por el corazón, que consientan y deseen venir a consagrarse por Jesús, sin el nombre ni el hábito de religiosas…
¿Hace algún bien mi presencia aquí? Si la mía no lo hace, la presencia del Santísimo Sacramento lo hace ciertamente y mucho. Jesús no puede estar en un lugar sin irradiar. Además, el contacto con los oriundos del lugar, hace desaparecer poco a poco sus prevenciones y prejuicios. Es muy lento, muy poca cosa; rece para que su hijo haga un mayor bien, y que mejores obreros que él vengan a desbrozar este rincón del campo del Padre de familia.”
Mi apostolado debe ser el apostolado de la bondad. Si me preguntan por qué soy manso y bueno, debo decir: ‘Porque soy el servidor de alguien mucho más bueno que yo’.”
Los Tuaregs de mi alrededor me dan las mayores alegrías y consuelos; tengo excelentes amigos entre ellos. Mis trabajos de idioma andan bien”.
¡Mañana se cumplirán diez años de que digo la Santa Misa en la ermita de Tamanrasset! ¡y ni un solo convertido! Hay que rezar, trabajar y esperar.”
Desde hace dos años, la guerra desgarra Europa. Comienza también a llegar al Sahara.
A 450 Km de aquí, el fuerte francés de Djanet fue sitiado por más de mil ‘Senoussistes’ (tribu rebelde) armados con un cañon y ametralladoras. Después de ese éxito los Senoussistes tienen la ruta libre para venir hasta aquí; sólo Dios puede impedírselo.”
Pero Dios no lo impidió y Charles es violentamente asesinado el 1º de diciembre de 1916.
“Cuando el grano de trigo que cae en tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto…”

No al narcotráfico, si a la vida plena

1. Los Obispos argentinos volvemos una vez más sobre este tema por la gravedad creciente que significa. “La plaga del narcotráfico, que favorece y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad.” 1 Con estas enérgicas palabras el Papa Francisco llamaba al compromiso social. 
 2. Nosotros, como pastores del Pueblo de Dios que peregrina en la Argentina, adherimos con firmeza al contundente mensaje del Santo Padre, y nos sentimos cercanos a quienes más sufren a causa del crimen organizado. En efecto, convencidos de la gravedad del momento que enfrenta nuestra Patria en este tema, queremos alertar a toda la sociedad acerca de la necesidad de una conversión urgente. La problemática es muy amplia. Hoy queremos centrar nuestra reflexión en lo referente al narcotráfico. 
 3. La complejidad del problema nos lleva a entender que dicha transformación no puede ser comprendida de modo unilateral. Cualquier respuesta lineal resulta tan ineficiente como inútil. San Juan Pablo II sostenía que “La toxicomanía tiene que considerarse como el síntoma de un malestar existencial, de una dificultad para encontrar su lugar en la sociedad, de un miedo al futuro y de una fuga hacia una vida ilusoria y ficticia. (...) El incremento del mercado y del consumo de drogas demuestra que vivimos en un mundo sin esperanza, carente de propuestas humanas y espirituales vigorosas.” 2 
 4. Cuando hablamos de narcotráfico nos referimos a un negocio de dimensiones mundiales, que extiende sus redes en los Estados, las empresas y en múltiples sectores de la sociedad. La globalización ha favorecido la acción de grupos supranacionales más allá de los intereses de las naciones. El Estado debe oponer una fuerza organizada para neutralizar los enormes daños que causa el flagelo que nos ocupa. En este contexto el narcotráfico y otras mafias han crecido enormemente en los últimos años. Lamentablemente ya se encuentra arraigado en nuestro país; su presencia y difusión es incomprensible sin la complicidad del poder en sus diversas formas. Es doloroso constatar que, además, las drogas, signos de muerte, se producen en la Argentina. El crimen organizado se enriquece también de otras formas de esclavitud, tales como la trata de personas, el tráfico de armas, el tráfico y venta de órganos, el trabajo infantil, entre otros. No se nos escapa el vínculo de esta situación con la violencia o inseguridad social y la agresividad irracional en los asaltos y otros tipos de delitos. Francisco hace un firme pedido de conversión y desea que “La misma llamada llegue también a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social” (…) “Si no se la combate abiertamente tarde o temprano busca cómplices y destruye la existencia”.3 
 5. La cultura global del consumismo genera deseos insatisfechos e impone en nuestros países un mercado con una escala inadecuada de valores. Transmite constantemente la idea falsa de que sin determinados bienes no se puede ser feliz. La plenitud del ser aparece identificada con el tener. Esta propuesta es la lógica avasalladora del consumismo que, como el agua, penetra todos los rincones de la sociedad. ¡Cuántos chicos perdieron la vida por seguir la seductora voz del consumo como a su propia ley! ¡Cómo se globaliza la indiferencia cuando nos acomodamos en la búsqueda del confort personal! Por todo el país a nivel capilar las comunidades dan cuenta de que el tendal de enfermos que produce la droga es cada vez mayor. 
 6. Esta globalización de la indiferencia, que genera una cultura individualista centrada en el consumo es la que da el marco propicio para la expansión de las redes del narcotráfico. No se puede comprender este fenómeno al margen de la actual cultura global. El narcotráfico está en el espíritu del capitalismo más salvaje y de la idolatría del dinero: es inseparable de ellos. Y sabemos que “el amor al dinero está en la raíz de todos los males”. (I Tim 6,10). Como nos enseña Francisco “No llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera felicidad. La violencia usada para amasar fortunas que escurren sangre no convierte a nadie en poderoso ni inmortal. Para todos tarde o temprano llega el juicio de Dios al cual ninguno puede escapar”4 En esta cadena delictiva se encuentra el “narcomenudeo”. Es creciente la cantidad de gente que produce en su casa el “paco” u otros preparados perniciosos y luego lo comercializan sin escrúpulo, llegando al atropello de mandar a los propios hijos o nietos a vender drogas. Esta realidad atenta contra el quinto mandamiento “¡No matarás!”. No obstante hay una gran distancia entre el grado de responsabilidad del narcotraficante y el del chico pobre que es utilizado finalmente para hacer llegar la droga. Debemos cuidar que sobre estos últimos no se descargue la fuerza del castigo. 
 7. La guerra contra las drogas -insistimos- está perdida para quien no se opone a la instalación de este sistema. Hoy nadie puede dudar que es necesario poner radares y disponer de las mejores fuerzas de seguridad posibles. Pero la respuesta verdaderamente adecuada consiste en una profunda transformación cultural. Con dolor vemos que las reservas morales de nuestro pueblo se ven gravemente amenazadas por el narcotráfico, que desintegra el tejido social. En las zonas periféricas, en algunos barrios y villas, el vendedor de droga se ha convertido en un referente social; se crea allí un espacio independiente ajeno a la auténtica cultura. Se banaliza la deshumanización. Cuando una persona, vencida ya sea por necesidad, o algo aun peor, por ambición, se involucra en el narcomenudeo incrementa sus ganancias y comienza a poseer determinados bienes a los que antes no accedía. ¿Cómo educar a los chicos y a las chicas en la cultura del esfuerzo, del trabajo, en la importancia del estado de derecho? El narcotráfico consagra el triunfo de quien con poco esfuerzo consigue mucho y está al margen de la ley, generando un nuevo escenario de supuesto progreso social. Esto desalienta las esperanzas de aquellos que se esfuerzan y anhelan logros, fruto de su trabajo digno. La falta de ejemplaridad es una debilidad moral y cultural en la vida de la sociedad. 
 8. El narcotráfico está en contradicción con la naturaleza del Estado. Si el primero busca el beneficio de algunos pocos, el segundo debe velar por la justicia para todos. Instalando su propia ley, el narcotráfico va carcomiendo el estado de derecho. Progresivamente los conflictos van abandonando la legislación y los tribunales, para resolverse con la ley de la fuerza y la violencia. 
 9. Reconociendo el problema del narcotráfico como un drama nacional, como pastores de la Iglesia en la Argentina asumimos nuestra responsabilidad y queremos profundizar nuestro compromiso. En diversos lugares del país se vive en una gran indefensión institucional, que reclama la responsabilidad de quienes gobiernan y de todos los legisladores y miembros del poder judicial: se necesitan Políticas de Estado que sean adecuadas y explícitas, concretas y firmes, para eliminar el narcotráfico y el narcomenudeo. Queremos hacer llegar una palabra de aliento a aquellos jueces que incluso arriesgando sus vidas y las de sus familias encaran seriamente su misión respecto de este tema. Necesitamos reforzar el papel de una justicia independiente y su coordinación con las fuerzas públicas profesionalizadas en esta lucha. 
 10. En esta tarea convocamos a todo el Pueblo de Dios y tanta gente de buena voluntad: comprometámonos con pasión en el cuidado y acompañamiento de aquellas personas que sufren directa o indirectamente a causa del consumo de drogas. La Iglesia quiere estar cerca de las familias heridas por la adicción de algunos de sus miembros; cuenten con nuestra oración y cercanía. Tenemos la certeza que la amistad social, la confianza y el perdón son actitudes que restauran el tejido social y nos acercan al corazón de Jesús. 
 11. A pocos días de comenzar el Año Jubilar de la Misericordia, unidos al Papa queremos hacer un firme llamado a la conversión. Nos dirigimos especialmente a quienes son parte de grupos criminales, a quienes miran con indiferencia el drama de los hermanos, y a quienes colaboran por omisión o comisión en la expansión de este flagelo. “Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes graves, es el momento de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, la dignidad, los afectos, la vida misma”.5 

1 Discurso del Papa Francisco en el Hospital San Francisco de la Providencia. Río de Janeiro, 24/07/2013
2 Discurso de San Juan Pablo II a un congreso sobre el fenómeno de la droga organizado por el consejo pontificio para la pastoral de los agentes sanitarios. 11/10/1997.
3  Bula de convocación del Jubileo extraordinario de la Misericordia “Misericordiae Vultus” del Papa  Francisco, 11/04/15
4 Idem.
5 Idem.