El martes 15 de marzo, el Papa Francisco presidió el Consistorio Ordinario Público para las Canonizaciones de varios beatos.
El 4 de septiembre venidero, será canonizada Teresa de Calcuta, y el 16 de octubre, el cura Brochero será santo.
Además de ser una santa noticia, el anuncio podría ser tomado como un presente cumpleañero para José Gabriel del Rosario Brochero, cura gaucho cordobés, nacido el 16 de marzo de 1840.
En 1866 se ordenó sacerdote. Una década mas tarde, cuando se desató una virulenta epidemia, donde Brochero se destacó por su compromiso con los enfermos y moribundos durante el brote de cólera.
A fines de 1869, fue trasladado a Traslasierra, valle que contaba con 10 mil habitantes, construyó iglesias, levantó escuelas y capillas, abrió caminos entre las montañas, e impulsó a los pobladores a transitar estas rutas para viajar a otras ciudades, y participar de los Retiros Ignacianos, práctica a la que invitó a gran parte de la población, a lo largo de su vida.
Por eso, edificó la «Casa de Ejercicios Espirituales de Traslasierra», que inauguró en 1877, para evitar el complejo traslado hasta la ciudad de Córdoba.
"Alrededor de su figura se adensó su fama abrojada con ingenuas salidas conversadoras y con sus continuos pedidos para lograr algo más para los habitantes de su curato. Así era complaciente de escribir a su ex-condiscípulo el doctor Miguel Juárez Celman solicitándole alguna obra benéfica para su pueblo y exclamando entre confianzudo y serio para ganar el ánimo de su interlocutor epistolar: «... Haz una gauchada, caramba...».
Bien sabía la condición liberal del gobernante, cuestión que espantaba a gran parte del clero cordobés, pero nuestro cura gaucho carecía de miopía en su alma, así lograba lo que él deseaba para su pueblo, consiguiendo que hasta el propio mandatario, en 1883, experimentara en carne propia las incomodidades de un viaje a estas regiones, para que pudiera palpar con sus propias manos las miserias, para que pudiera ver con sus propios ojos lo que era necesario hacer".
Así nos lo hace saber el conocido historiador cordobés Efraín Bischoff.
Organizó a los pobladores de aquella apartada región, construyendo con los vecinos el camino de las altas cumbres, uniendo el Valle de Traslasierra con la ciudad de Córdoba.
Sus gestiones posibilitaron la apertura de caminos, acequias, diques, una estafeta postal y un telégrafo.
En un artículo periodístico de 1887, una publicación cordobesa afirmaba "Brochero es un hombre de carne y huesos: dice misa, confiesa, ayuda a bien morir, bautiza, consagra la unión matrimonial, etc. Y sin embargo es una excepción: practica el Evangelio. ¿Falta un carpintero? Es carpintero. ¿Falta un peón? Es un peón. Se arremanga la sotana en donde quiera, toma la pala o la azada y abre un camino público en 15 días, ayudado por sus feligreses. ¿Falta todo? ¡Pues él es todo! y lo hace todo con la sonrisa en los labios y la satisfacción en el alma, para mayor gloria de Dios y beneficio de los hombres, y todo sale bien hecho porque es hecho a conciencia. Y no ha hecho solamente caminos públicos: Ha hecho también una buena Iglesia. Ha hecho, además, un gran colegio... ¡y todo sin subsidio de la provincia, sin erogación por parte de los miembros de la localidad! ¡Lo ha hecho todo con sus propias garras! ¿Milagro? No. La cosa es muy sencilla. Es cuestión de honradez y voluntad. En otros términos: es cuestión de haber tomado el apostolado en serio, como lo ha tomado el cura Brochero".
Austero, duro y sufrido, ahí andaba Brochero, con una mula o a caballo. Siempre fue imparable.
Si debía asistir a un enfermo y el río estaba crecido, se las ingeniaba para cruzarlo. No dudaba en invitar a todos a los Ejercicios Espirituales Ignacianos, principalmente a las personas poco queridas. Prueba de esto, el mismo iba a buscarlos.
Fue el caso del «Gaucho Seco», a quien llevó junto a otros seres de dudosa reputación a la Casa de Ejercicios, de donde salieron cual mansos corderos.
Lo mismo intentó hacer con el temible Santos Guayama, que asolaba el valle, quien al conocerlo en el monte le prometió ir con trescientos hombres. Pero no pudo ser, porque antes Guayama fue capturado y fusilado. Esa fue una de sus dos grandes frustraciones, la otra fue no lograr que el ferrocarril llegara a la zona.
Según el obispo de Cruz del Eje y titular de la Causa de los Santos del Episcopado argentino, monseñor Santiago Olivera, "Brochero se adelantó a los tiempos y supo pensar la realidad, porque la promoción humana y la evangelización que proponemos hoy no estaban tan claras en su tiempo».
Celebramos a nuestro cura gaucho. Hoy beato, mañana santo.
Estamos a 176 años de su nacimiento, y sigue dando que hablar.
A Dios gracias.
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