martes, 3 de junio de 2008

Bertone, Bergoglio, el Vaticano y la Argentina

Comparto nota de La Nación

El Vaticano recibió a fines de mayo un amplio y profundo informe sobre la realidad eclesial y política de la Argentina, así como sobre la complicada relación Estado-Iglesia, en una reunión "más que satisfactoria" que la cúpula del episcopado argentino mantuvo con el segundo del Papa, el cardenal Tarcisio Bertone, y otros prelados de la Secretaría de Estado.

En un encuentro en el Palacio Apostólico que duró casi tres horas y que se considera determinante para el futuro de la hoy difícil relación bilateral entre la Argentina y la Santa Sede, se abordaron "desde una perspectiva pastoral" un abanico de temas.

Entre ellos, los asuntos conflictivos, es decir, cuestiones pendientes como la falta de un embajador argentino ante la Santa Sede; la irresuelta y añeja cuestión del obispado castrense -vacante desde la renuncia de monseñor Antonio Baseotto en abril del año pasado-, y las dificultades para establecer nuevas diócesis en el sur del país (Esquel y Tierra del Fuego), según dijo a LA NACION uno de los obispos participantes.

Convocados sorpresivamente por la Secretaría de Estado, que quería tener un informe de primera mano, estuvieron los integrantes de la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEI): su presidente, el cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires; los obispos Luis Villalba y Agustín Radrizzani, vicepresidente primero y segundo, respectivamente, y Sergio Fenoy, secretario general. Para que el pantallazo fuera completo, también participó el nuncio en la Argentina, monseñor Adriano Bernardini.

De parte de la Santa Sede estuvieron el segundo del Papa, el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, y otros tres altos prelados de la Secretaría de Estado.

Brazo derecho de Benedicto XVI y un salesiano muy jovial, apasionado del fútbol, Bertone estuvo más de una vez en nuestro país. La última fue en noviembre pasado para la beatificación de Ceferino Namuncurá, ocasión en la cual, en un gesto de cortesía, visitó en la Casa Rosada al presidente Néstor Kirchner y a su esposa y presidenta electa, Cristina Fernández.

Junto a él, participaron de la reunión el canciller vaticano, el arzobispo corso Dominique Mamberti, y los monseñores Pietro Parolin, vicecanciller, y Giuseppe Laterza. La presencia, junto al cardenal Bertone, de Mamberti, Parolin y Laterza -que pertenecen a la segunda sección, que se ocupa de la relación de la Santa Sede con los Estados- fue un dato significativo.

Preocupación

Dejó en claro la preocupación del Vaticano por el deterioro de una relación bilateral con un país católico que tradicionalmente fue muy buena, y su deseo de encontrar una estrategia para superar los problemas actuales.

"Sí, están preocupados [en el Vaticano], pero tampoco hay desesperación, porque hay situaciones mundiales más difíciles que la Argentina", admitió monseñor Radrizzani.

"Queremos hacer todo lo posible para caminar juntos", agregó el arzobispo de Mercedes-Luján, muy medido en sus palabras, considerando lo delicada que es la situación tanto entre el Gobierno y la Iglesia argentina como entre el Gobierno y el Vaticano. "Como en las películas policiales, sea por el Gobierno, sea por los obispos, en este momento «todo aquello que usted diga puede ser usado en su contra...»", bromeó el prelado salesiano.

Más allá de cuestiones eclesiales, se habló de todo: desde la crisis con el campo y el masivo acto en Rosario del domingo último hasta el inminente viaje a esta capital de la Presidenta, que participará de la cumbre de la FAO, del 3 al 5 de junio.

Al respecto, como en esa reunión también participará una delegación del Vaticano encabezada por Bertone, se estima que podría ser una oportunidad "de oro" para que pueda haber un encuentro entre el segundo del Papa con la Presidenta. Sería la ocasión que podría destrabar el actual estancamiento y enfriamiento de la relación bilateral. Como es sabido, el Gobierno tomó como un revés personal el rechazo de la Santa Sede de la designación del ex ministro Alberto Iribarne, un divorciado nuevamente en pareja, como embajador argentino ante la Santa Sede.

Por Elisabetta Pique
Corresponsal en Italia

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