Benedicto XVI tiene verdaderos "ángeles de la guarda": son cuatro mujeres laicas que se llaman Loredana, Carmela, Cristina y Manuela, que se encargan de la cocina, el departamento y el vestuario del Papa alemán.
Su discreción es absoluta, sus nombres no aparecen en el Anuario Pontificio y cumplen su función en un anonimato total. Logran zafar de los flashes de los fotógrafos porque nunca aparecen junto al Pontífice, y ninguna de ellas jamás concedió una entrevista, según reveló el vaticanista Andrea Tornielli.
La presencia de laicas al servicio del Papa no es una novedad: cuando Pío XI, Achille Ratti, fue elegido en 1922, quiso llevarse a Roma a su gobernanta, Teodolina Banfi. Cuando en la Curia se le hizo notar que era inusual, y que iba a ser la primera vez que una mujer se ocupara del departamento papal, Pío XI confirmó su decisión: "Querrá decir que soy el primero", dijo. Desde entonces, varios pontífices permitieron presencias femeninas en sus aposentos: Juan Pablo II era atendido monjas polacas.
Las "ángeles de la guarda" del Papa son mujeres italianas que Benedicto XVI conocía ya antes de su elección. Pertenecen a "Memores Domini", la asociación de laicos de Comunión y Liberación, que se dedican totalmente a Dios en la virginidad, la obediencia y la pobreza, viviendo en el mundo. Loredana se encarga de la cocina y selecciona a diario las verduras que llegan de la huerta de Castelgandolfo. Carmela es experta en postres, entre ellos el strudel, y se encarga del guararropa papal. Cristina maneja la capilla donde el Papa celebra misa todas las mañanas. Y Manuela atiende los departamentos de los secretarios del Papa, el privado, Georg Gänswein, y su segundo secretario, Alfred Xuereb, de origen maltés.
domingo, 15 de junio de 2008
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