lunes, 22 de junio de 2009

El castaño transcontinental

Adaptación de la crónica de Jorge Rouillon publicada en La Nación

Un retoño de un castaño, el árbol que veía Ana Frank desde su escondite familiar en Amsterdam fue plantado en la Mariápolis de O´Higgins, en medio de la pampa argentina.
La plantación se hizo en una jornada por la paz, que cada año se realiza en ese "lugarcito especial", donde la serenidad del campo y el trato alegre de quienes viven allí invitan a la convivencia tranquila y armoniosa.
Judíos y católicos participaron de varios actos.

Jan Erik Dubbelman, director de la Casa de Ana Frank en Amsterdam, comentó que pensaba que la joven judía no era muy religiosa, porque no quería ir a la sinagoga, pero hace dos años él se encontró en Nueva York a una mujer que había sido amiga suya y recordaba que juntas, durante cuatro años, iban a ver a un rabino, tenían clases de religión y le preguntaban muchas cosas: Ana siempre preguntaba porque quería saber más.
El obispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, habló de dos vidas que padecieron la guerra, evocando a Chiara Lubich, la fundadora de los Focolares, que inició su obra en Trento, bombardeada en 1943.
También la rabina Silvina Chemen enlazó ambas vidas y subrayó la fuerza del amor ante la destrucción.

El castaño seguirá dando sombra e iluminando personas.
¿Actividades opuestas? Complementarias ..

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi infancia de piedra, sin televisión, 'ni gente a la vista', el diario de Ana Frank fue consuelo y refugio muchas veces. Recluída en mi cuarto, en las silenciosas tardes de invierno, meditaba sobre el testimonio de solidaridad y cuidado que dieron. Y dadas las circunstancias tan limitantes a veces que vivíamos mis 6 hnos y mis padres, donde la casa pasaba a ser tan importante, porque era el ámbito donde nos sentíamos seguros, cuando me asomaba a la realidad de la mano de esa niña inocente, abrazaba en mi corazón el dolor del mundo. Ceci

Gabriel Julián Sus dijo...

Lo de "ser muy religioso" es algo muy subjetivo, muchas veces hay personas que no desean ir a templos de las diferentes creencias por varias razones, desde sentirse incómodos hasta aburridos; sin embargo eso no quiere decir que no haya espiritualidad en esas personas.