La suegra "invadente", es decir, que se mete, que invade, que exaspera, en Italia representa el motivo principal del 30% de las separaciones. Proporcionado por Gian Ettore Gassani, presidente de la asociación de abogados matrimonialistas del país, el dato salió a la luz hace unos días, al conocerse la noticia de que un matrimonio fue anulado justamente por a una "suocera invadente".
El asunto ocurrió en Amalfi, sur de Italia, donde, allá por enero de 1998, Gemma y Antonio se juraron amor eterno en una bella iglesia de la ciudad. Unos días antes del sí, sin embargo, Antonio le había advertido a su futura esposa que no iba a dudar en pedir el divorcio si la futura suegra seguía interfiriendo en su relación.
Antonio mantuvo su palabra y pidió la anulación del matrimonio. "No daba más, mi vida se había transformado en un infierno", dijo este comerciante de autos de 36 años que obtuvo que la Corte de Apelaciones de Salerno confirmara la sentencia de nulidad de un tribunal eclesiástico, que tomó en consideración que no se había respetado una condición puesta por él antes de las nupcias.
"¿Mi madre una suegra invasora? No, sólo una madre preocupada por las condiciones psíquicas y físicas de su hija", retrucó Gemma, la ex.
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