Comparto oración que me llegara a través de Wences Rosso Picot, quien afirma:
"es bellísima, y orándola, esto es, rumiándola en lo más interior de cada uno, precisamente en el corazón, donde uno, desnudo, sin nada que ofrecer se encuentra con el Todopoderoso o más bien el Todoamoroso, es comprometedora. Sí, invita al compromiso de un trueque sumamente ventajoso: cambiar nuestro corazón lleno de nada por el corazón rebosante de todo del Padre. Un poco parodiando al "Poverello":
Padre, tú lo eres todo
"Señor, tú lo eres todo
y yo no soy nada.
Tú eres el Creador de todas las cosas,
tú el que conservas todo el universo,
y yo no soy nada."
(San Francisco de Asís)
1 comentario:
¿Quién eres Tu, dulcísimo Señor y Dios mío?
¿Y quién soy yo, gusanillo, tu servidor?
¡Cómo quisiera amarte Señor mío dulcísimo
¡Cómo quisiera amarte, dulcísimo Señor y Dios mío!. Amén.
"mi" San Francisco de Asís:)
Ceci.
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